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CRÍTICAS

El hoy es malo pero el mañana es mío

Reyes García-Doncel

En un estado represivo, donde los ciudadanos no pueden tomar decisiones libres, los niños dejan de crecer —como canta el poema de César Vallejo al que a menudo se alude durante la obra— y paradójicamente, los adultos permanecen infantilizados. La novela de Salvador Compán se desarrolla desde el comienzo de la guerra civil hasta los años sesenta, donde un tímido comienzo de modernización y apertura —simbolizado por los primeros pantalones vaqueros y la visita de algunos turistas—, no impide el dominio de la cerrazón moral y política que sigue estigmatizando a los que no comparten la ideología de los vencedores. Vidal Lamarca, un adolescente de familia anarquista, aficionado al dibujo, es apresado al finalizar la guerra civil, pero salva su vida mediante una traición, “… las miradas lo seguirán empujando hasta el fondo de otra cárcel, dentro de la cárcel”, que junto a la pérdida de su primer amor, Clara Hervás, se convierten en la atormentada culpa que le impedirá conseguir una vida plena.
La acción se desarrolla en Daza —acrónimo de Úbeda y Baeza— donde el autor nos brinda magníficas descripciones de la aburridísima y asfixiante vida de un pueblo andaluz en los años sesenta “como al resto del país, a la localidad le sobraba pasado”, y en el que triunfan personajes como Sebastián Lanza, el mentor maléfico que a cambio de redimir a Vidal ante las autoridades franquistas le exige fidelidad; que está bien relacionado entre los dominantes; dedicado a oscuros negocios posibles por la hambruna generalizada de la posguerra; que tiene inconfesables sentimientos hacia Vidal, pero es un entusiasta cumplidor con la Patria y la Iglesia. Muy interesante la imagen del viejo camión soviético ZIS-5, reliquia y símbolo de la guerra ya oxidada pero todavía presente que Lanza quiere resucitar a toda costa. En contrapartida a esta influencia negativa, aparece Rosa Teba, la mujer del nuevo director de una sucursal bancaria —guapa, culta y moderna— con la que inicia un amor adúltero pero liberador en la puritana y reprimida Daza.
Utilizando una interesante estructura en capítulos —cada uno comprende a un intervalo histórico— es Pablo, un adolescente también con aficiones pictóricas, quién nos cuenta su vida y la de Vidal en paralelo: su despertar sexual: “erotismo varado en los codos de las chicas”; su educación: “estudiábamos con lápices sin punta y, más que ideas, nos metían en el pecho ese ruido anciano del que advertía César Vallejo”; y su aprendizaje de la pintura, a la vez que Vidal se va liberando de su culpa. Al principio se nos aparece como un personaje enigmático e inquietante que guarda un pasado oscuro, pero será en el capítulo dedicado a 1936 cuando comprendamos ese pasado que condiciona el presente de los años sesenta, y como para él no ha acabado la guerra, no ha salido de la cárcel: “imitará a sus carceleros, tendrá que abandonar lo que él es y ser otro en contra de sí mismo. Ser otro peor de lo que es”.
Parte de la historia se cuenta a través de una novela gráfica y autobiográfica, que Vidal está dibujando y Pablo leyendo. Es un recurso narrativo interesante y muy visual, que además permite tanto los saltos en el tiempo como dar información condensada. Hay imágenes importantes: Clara Hervás represaliada, la despedida de sus padres antes de estallar la guerra, la descripción de Sebastián Lanza y, por supuesto, aquella que pretendía ser la imagen final de la novela y que no desvelaremos aquí. En un estilo fluido, con un lenguaje poético, rico y preciso, el autor demuestra conocimiento de la naturaleza humana: “esa especie de autoridad que le concedemos a todo lo bello”, “como era muy joven y miraba el mundo a través de primeros planos”, ¿adónde vas si no vas contigo, si es tu cuerpo y no tú el que salvará el pellejo?; nos muestra el horror de la guerra y de la posguerra; el retorcer de la Historia en la que los republicanos son los rebeldes y el delito de sedición llega hasta 1934: “como si por una lógica de lo perverso dictara que el Movimiento ya existía mucho antes de haber nacido”.
Por último, destacar algo más en esta recomendable novela: como el autor traslada a los personajes su afición por la pintura, las interesantes reflexiones que al hilo de ella realiza: “Crear es parecido a arar: hay que levantar la realidad y removerla hasta que nos enseñe sus raíces”, “Para pintar no hay que ver sino mirar, y para mirar a fondo solo te vale conocer las cosas con los ojos de la cultura y el arte”, que constituyen su particular desiderátum sobre el proceso artístico y que yo asumo como buena aprendiza para aplicarlo la creación literaria.

Manuel Machuca

No suelo reseñar obras literarias en mi blog. Las que no me gustan, porque prefiero el silencio, aunque no es menos cierto que hay libros que sí me han gustado, incluso mucho y no he realizado comentario alguno sobre los mismos. De esta novela sí que me voy a atrever a dejar por escrito mis impresiones, porque además de parecerme una novela magnífica, extraordinaria, creo que me puede dar pie a señalar el por qué. Allá voy.
Argumento:
“El hoy es malo, pero el mañana es mío” gira en torno a treinta y tres años de la vida del pintor Vidal Lamarca, entre 1936 y 1969. Vidal es un jovenzuelo de quince años al que le sorprende la Guerra Civil española en Baena (Córdoba), en la casa de Ezequiel Hervás, su padrino, correligionario anarquista de Juan Lamarca, padre de Vidal. El tiempo de la historia, que no la novela, se inicia con los terribles sucesos acaecidos en la localidad cordobesa al inicio de la guerra, durante el verano de 1936. Los combates entre el ejército franquista y las fuerzas republicanas en Andalucía y la aparición en la escena de Sebastián Lanza, un falangista al que Juan Lamarca le perdona la vida en el frente de Lopera, irrumpen en la vida del futuro pintor, que logra salvar la vida gracias a Sebastián, que lo acogerá en el pueblo imaginario de Daza (acrónimo de las poblaciones jienenses de Úbeda y Baeza), en el que una vez que abandona la cárcel vivirá preso de su pasado, convencido de que él fue quien delató al dibujante cómico valenciano Carlos Gómez Carrera “Bluff” y ocasionó su ejecución, lo que actuará como una apisonadora sobre su conciencia. El amor adolescente de Vidal Lamarca a Clara Hervás, hija de su padrino, y el de su madurez a Rosa Teva, mujer casada y moderna que llega a vivir a Daza en los años 60, marcan de forma profunda el devenir de la historia.
La novela la relata el alumno preferido de Vidal Lamarca, Pablo Suances, bien en primera persona, bien en tercera, y se estructura con un prólogo y cinco partes diferentes que hacen referencia a periodos de tiempo claves en la historia, que a su vez se dividen en capítulos en torno a personajes principales a la hora de relatar los hechos. El relato no es correlativo, los años no aparecen secuenciales, sino condicionados por la irrupción de personajes claves de la historia. Este desorden temporal ayuda de forma determinante al autor a comprender las claves de lo que se cuenta.
Prosa:
En mi opinión, brillante. La utilización del lenguaje por parte de Salvador Compán me parece exquisita, su capacidad descriptiva, extraordinaria, y su habilidad para generar estados de ánimo, colosales. Destacaría en especial el primer capítulo, dedicado a Rosa Teba, en el que mientras lo leía creía estar asistiendo a un espectáculo de patinaje artístico en lo literario, en el que las palabras se deslizaban, las acciones iban y venían, giraban como un tirabuzón y continuaban patinando. También el que se refiere a Clara Hervás y los truculentos sucesos de Baena en 1936, me parece descomunal, y ello sin desmerecer el resto de la novela, en la que se manejan extraordinariamente los tiempos y se finaliza de una forma redonda, como hay que acabar una novela, en el momento que toca, sin darse prisa ni alargarla en exceso.
Personajes:
Extraordinarios, y no solo la oscuridad del protagonista, Vidal Lamarca. Sebastián Lanza, el falangista que a su manera lo protege, es un personaje lleno de matices y contradicciones, enorme. Rosa Teba, Clara Hervás, Raúl Colón, hijo de Rosa, el mismo Pablo Suances. No hay personaje plano, todos contradictorios, enormemente humanos, hijos del tiempo en el que viven, dueños de sus propias fortalezas y miserias. Y otro personaje a destacar es la ciudad de Daza en el tenebroso tiempo de la posguerra, una ciudad permanentemente gris, asfixiante. Por decir algo, y entendiendo que era un personaje secundario en la historia, me hubiera gustado saber mucho más de Pedro Colón, padre de Raúl y marido de Rosa Teba, porque me pareció muy interesante, si bien hay que reconocer su papel tangencial en esta historia. Pero un poquito más de él no me hubiera importado saber.
Estructura:
Magnífica. Pensada para comprender la historia que se cuenta. Relatada de una forma cronológica nunca hubiera funcionado. La estructura tiene que estar al servicio de lo que se pretende contar y no de la cronología de los hechos. Otro acierto.
Otro aspecto interesante es el de diseñar una trama de ficción sobre hechos reales que sucedieron en España.
Ambientación:
Creo que debería ser de obligatoria lectura para quienes en estos tiempos que corren en España llaman a la violencia o la utilizan de una forma más o menos soterrada, como puede ser la verbal que a diario presenciamos en las redes sociales. La carnicería, la crueldad despiadada y desmedida de una guerra civil se refleja de forma magistral. Sus consecuencias, la aparición de un bando vencedor que día a día durante años y años recuerda a los perdedores quiénes ganaron la guerra, se respira en cada hoja del libro referida a esos tiempos. Quizás no deberíamos agitar con tanta inconsciencia las banderas y reconocer que no todos los que conviven con nosotros son iguales y que esto no es malo. Sí, es cierto, otra novela más sobre la Guerra Civil española. Hay lectores que se cansan de este tema. Hay también mucho equidistante que prefiere no saber nada más de lo que no ha tenido más remedio que conocer, aunque lo haya hecho a su manera. Quizás haya quien no desee acercarse a esta novela porque la temática le causa sarpullidos. Lo siento por ellos, porque se van a perder una novela extraordinaria, magistralmente escrita y con la que, fíjense por dónde, se hace mucha más patria que con otras que nos cuentan solo aquello que queremos escuchar.

F. MORALES LOMAS. Presidente Asociación Andaluza de Escritores y Críticos

Lo primero que sentimos al concluir la lectura de la última novela del giennense Salvador Compán es su complejidad y riqueza estructural así como la conformación de un mundo perfectamente orquestado que suena como una sinfonía lingüística de primera mano.
Las secuelas de la guerra civil en un perdedor, Vidal Lamarca, concitan un primer elemento de interés pero también la novela de aprendizaje en torno al narrador Pablo Suances, la historia de amor y adulterio entre Lamarca y Rosa Teba, la relación de Lamarca y el falangista Lanza, que nos permite adentrarnos en una posguerra soez, y la singladura de dos mundos (los años sesenta junto con la guerra y la posguerra). Pero, al mismo tiempo, encontramos la novela en construcción, el poder de la metanovela, en este caso a través de la serie de dibujos que Lamarca va creando para conformar una “novela gráfica”. Y, junto a todo ello, la ciudad de Daza como un territorio vital y personal de Compán, en donde se aúnan la sílaba final de Úbeda y la final de Baeza, en una “ciudad bipolar” que posee una gran eficacia y nos advierte de una tradición ya consolidada en autores como Díez, Mendoza, Marsé, Umbral, Longares, Muñoz Molina, Soler… La estructura temporalmente en un prólogo, que establece el marco espacio-temporal y de personajes (junto a la simbología de Antonio Machado del que toma el título y que determina un relevante designio: “Como a Machado, será el coraje ético el que lo arrancará de su letargo”, p. 24) y cinco apartados, en torno a los años 1964, 1936, 1964, 1939-1940 y 1940-1969, que nos advierten de las continuas analepsis y prolepsis y el camino de ida y vuelta en la construcción de personajes y situaciones, que son continuamente interrumpidas para ir creciendo posteriormente llenas de interés, como actos que presagian la memoria histórica (también la personal) y como magma que determina y conforma el futuro, y a través de la que existe una necesidad de adentrarnos en una época para reconstruirla de un modo verosímil y comprometido. Compromiso y ética que está desde el principio no ya en las citas iniciales de Machado y César Vallejo sino que se prolonga en los constantes comentarios que entreveran la focalización del autor tanto como en el espíritu que las desarrolla.
La temática de los perdedores y su estatus vital en una época de presidio social (Vidal Lamarca es un “esclavo” de esa posguerra a través de la figura del falangista Sebastián Lanza) es un frente que abre el autor desde un origen de delación y traición del que parte. Fue también el de muchos perdedores que tuvieron que consentir para poder alcanzar un camino sin muerte. Esta acumulación de situaciones y vivencias se enlazan a través de una urdimbre bien trazada en la que el asesinato, como elemento que conmueve a la intriga, está muy presente provocando la agitación del lector.
Desde el comienzo Rosa Teba (la madre de Raúl Colón y mujer de Pedro Colón, director de un banco en Daza) siente que su existencia ha perdido la razón de ser hasta que se despierta con el encuentro de Lamarca: “Un pueblo que la asfixia y la está convirtiendo en lo que está viendo Vidal, una mujer que no sabe ni defender con decisión lo que quiere” (p. 45). Esa coincidencia es recuperada por Raúl Colón, que tiene acceso a la historia que rememora en su diario su madre, y Pablo Suances, el alumno de Lamarca, que tendrá acceso a ella por su amigo. Desde los primeros lances, el erotismo es una instancia que había olvidado Rosa Teba, y Lamarca enciende ese cuerpo pero es una recuperación de ambos en un periodo anodino de sus existencias.
El joven Pablo Suances, como todos los adolescentes, transmite una visión de descubrimiento, no ya solo vital sino también histórico, y su punto de vista tiene la emoción de lo juvenil, del develamiento a la vida tanto como a la memoria. Al mismo tiempo que no es ajeno a la cimentación de una imagen del espacio de Daza tanto como al de una época: los años sesenta. Y cuyas confidencias con su amigo Raúl transigen con el descubrimiento de la sexualidad y a la vida en esa especie de bildungsroman que amplifican.
Junto a ello, ya desde las primeras tintas de Lamarca, observamos que se configura una novela gráfica donde asoma una pistola y un disparo sobre Lanza y el juego narrativo entre la realidad, la ficción y el dibujo.
A partir del capítulo II, con la analepsis hacia el año 36, vamos cimentando otro relato que parece diferenciado desde el momento en que Vidal Lamarca se encuentra en Almería y se construye su historia vital hasta que cae en la cárcel. Todo ello con breves trazos y una singladura rauda con la que quiere Compán desarrollar brevemente los acontecimientos que darán pie a su encarcelamiento. En este contexto no podemos olvidar los comentarios que definen una actitud ante el conflicto: “Todo desemboca en una larga matanza hecha de cálculo y de un lento ensañamiento que solo puede entenderse como brutal desgarrón de la lógica o como la difícil conjunción de la vileza, el miedo acumulado y una saña en la venganza que no se sabe impune, sino también jaleada pro los que vuelven a dominar vidas ajenas” (p. 146).
Pero de nuevo se interrumpe la historia y nos hallamos en 1964 y el relato de Vidal Lamarca y Rosa Teba al hilo de los descubrimientos de Raúl y su relación con su madre. En los subcapítulos que siguen, como el titulado Luci Diosdado, incluso el desarrollo temporal se producirá diez años más tarde, en 1974, con la relación entre Pablo y Luci Diosdado o de nuevo la analepsis en los siguientes hacia el año 1964. Un ir y venir con el que Salvador Compán pretende sistematizar un especial sentido del tiempo pero sobre todo del desarrollo de unas psicologías que están descubriendo la sexualidad y el sentido de la existencia en un mundo incomprensible. Un mundo en el que el sentido de culpa está muy presente en la existencia de Lamarca: “Como siempre que revive a Bluff en su cómic, lo hace en medio de la náusea que le produce actualizar el acto más miserable de su vida: el haber testimoniado sobre un dibujante inocente y las terribles consecuencias que trajo esa delación” (p. 207).
La figura de Sebastián Lanza, otro de los personajes mejor desarrollados, adquiere una especial relevancia a partir de la página 215. Lanza es uno de los vencedores del conflicto que había prometido al padre de Lamarca (que le perdonó la vida) sacar a Vidal de la cárcel, siempre y cuando éste delatase al dibujante Bluff, al que acusan de encerrar consignas en sus dibujos y permanecer bajo la estrecha custodia, como un “esclavo” de Lanza, incluso por momentos con la intuición de esclavitud sexual. Porque Lanza vive su homosexualidad con horror, pues necesita mostrar que es fuerte y no sucumbe al hombre. Es una figura que mueve al odio pero también conforma la simbología del vencedor y donde la focalización externa del autor se hace más presente. De ahí que continuamente pivote sobre él esa sed de venganza y de caída con las imágenes de su presunto asesinato: “Yo me encargaré de redimirte (le dice a Vidal Lamarca), porque sé que son anchos los brazos del Caudillo para los que se arrepienten de corazón del daño que le hicieron a España” (p. 224).
Los episodios de guerra, breves, tratan de organizar ese mundo y ofrecen breves pinceladas necesarias para establecer un marco de relaciones en el que el lector va evaluando la condición de esa dependencia vital del perdedor con respecto al ganador, incluso hasta en el ámbito más íntimo: “La idea que domina a Lamarca cuando abandonan Madrid es la de aceptar su condición. Ha rehuido un terrible castigo a causa de un hombre que como un dios le exige y lo domina, lo protege y lo tutela. A ese dios le ha transferido su conciencia” (p. 272). Durante mucho tiempo Lamarca es un “no hombre”. Un ser sin destino propio, hasta el punto de que cuando en esa época se dibuja lo hace siempre solo y humillado, servil y subalterno. Hay un punto de inflexión en torno a la página 317 en que se produce el esperado enfrentamiento entre ambos. Es entonces cuando Lamarca toma del altillo la Star del nueve largo… que le permite al escritor diferentes simulaciones y juegos con el lector, y añade: “Tres años después dibujará como final de su biografía cinco variantes de lo que casi sucedió el 8 de marzo de 1961, ese asesinato tantas veces motivo de cálculo” (p. 327).
El mundo del arte y las reflexiones sobre el mismo (no olvidemos la condición de artista de Vidal Lamarca) y encuentros con otros artistas como el pintor Rafael Zabaleta, con el que mantendrá relación, le permiten a Compán adentrarse en un mundo que también él domina en su condición de pintor y le servirá al escritor para hablar de la mentira del franquismo, el revisionismo histórico y la inmersión en el concepto de culpa, al tiempo que Lamarca construye su novela gráfica: “En la novela de Lamarca se recoge esta conversación en tres dibujos que presentan a los dos pintores mientras cenan…” (cap. 304). Es un momento en que, en cierto modo, el narrador trata de salvar a Vidal Lamarca y reconciliarlo con el lector. Porque, como ha dicho el autor: “La creación plástica es quizá el único rescoldo de humanismo que permanece dentro de él, y lo utilizará como un tizón para alumbrar su pasado. Quiere comprenderse, asumirse y, como si resucitara, dibujará una novela gráfica para contar su vida y explicarse cómo ha llegado a un presente de absoluto desvalimiento”.
Lamarca es un antihéroe obsesionado con su pasado y con su historia personal, muy consciente de todo lo que ha perdido en la maldita posguerra y con la necesidad de construirse a partir de los 60 su propia conciencia como individuo si antes era un ser sin atributos.
Estamos, por tanto, ante una buena novela, ante un producto literario de primera calidad que lejos de incidir directamente en el conflicto civil y mortuorio, que tantas narraciones ha creado y sigue creando, ahonda en la dinámica de sus disoluciones, en la degradación de los que perdieron e incide en un ámbito humanizador, porque son vidas que se van construyendo (en el caso de los jóvenes) o destruyendo (en el caso de Lamarca) a lo largo de los años mientras el amor parece ser el bálsamo donde puedan concentrarse y definirse para crecer, desde un antiheroísmo lleno de culpabilidades hasta la resolución del conflicto vital y las úlceras de la memoria
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Palabras insensatas que tú comprenderás

La novela del escritor y catedrático de literatura, Salvador Compán, Palabras insensatas que tú comprenderás, finalista del XIX Premio Andalucía de la Crítica, representa una nueva aportación a su reconocida trayectoria. Cuadernos de viaje fue finalista del Premio Planeta en el año 2000 y, con anterioridad, en 1990, El Guadalquivir no llega hasta el mar obtuvo el Premio Ciudad de Jaén. En 1995, Madrugada logró el Premio Gabriel y Galán, y Un trozo de jardín, publicada en 1999, se alzó con el Premio Ciudad de Badajoz y el Premio Andalucía de la Crítica, respectivamente. En 2003 se publicó su novela Tras la mirada, y tanto su ensayo, Jaén, la frontera insomne, como el libro de relatos Cuídate de los poemas de amor, vieron la luz en 2007. Esta novela bebe de la mejor tradición novelística, y aporta la reflexión que el escritor dota a cada una de sus entregas narrativas. Un contexto por el que el lector se interna con avidez y representa, ante todo, un homenaje a María Lejárraga, la escritora vinculada al feminismo histórico cuya autoría fue usurpada por su propio marido, Gregorio Martínez Sierra, y cuya impactante biografía, tan llena de generosidad, se convierte en paradoja de su propia existencia. La intrahistoria se une a la pulsión narrativa que el autor rescata a la hora de darle voz a los que no la tienen, la voz de las injusticias y los despropósitos, el miedo, la humillación, intensas emociones que se internan en la narración historicista y, al mismo tiempo, se combina con otros planteamientos, otros personajes que, desde la ficción, aluden a la realidad, al territorio sorprendente, por ignoto, de las pasiones y pulsiones humanas, la lucha por la dignidad en este intenso mosaico donde la figura de la mujer se une al compromiso literario. Junto a ello, la bandera del sufragio femenino y la búsqueda de la igualdad. La voz de mujeres que significaron el primer paso para la liberación: Victoria Kent, Teresa Claramunt, Clara Campoamor, Carmen de Burgos, Margarita Nelken… El compromiso con los valores del conocimiento y lo mejor de la naturaleza humana. El legado de las mujeres pioneras que abrieron un camino. A todas ellas, y a otras tantas mujeres necesarias, alude Salvador Compán en esta constante reivindicación para la Historia. (FOCO SUR)

Salvador Compán es, junto a su paisano ubetense Antonio Muñoz Molina, uno de los escritores más serios y rigurosos del panorama actual. Con su última novela, “Palabras insensatas que tú comprenderás” (Editorial Almuzara, Córdoba, 2012), se adentra en una intriga de personalidades desdobladas sentimental a varias voces con la que consigue profundizar en el alma humana, sus contradicciones, sus desafíos, sus podedumbres, su irrelevancia y su poder de destrucción a la vez que aspira a dirimir los tenues puentes existentes entre la ficción y la vida… No es un simple libro sino una novela compleja con muchas hendiduras y mucha profundidad… Es una novela muy bien estructurada, ágil, con un ritmo que permite (a pesar de la tendencia al solipsismo, la evanescencia y la meditación incierta) continuar con soltura y profundidad sus comedidas reflexiones y sus adecuados ritmos. Es uno de los elementos que enseguida aceptamos como determinante del proceso narrativo solvente… Hay una perfección de relojería suiza en esta obra que nos permite decir que se trata de una novela muy bien trabajada, perfectamente diseñada y, como una buena maquinaria de escrupulosidad, perfecta en la organización y ensamblaje de sus elementos… La construcción de la realidad personal y el papel aparentemente secundario de la mujer (habría que decir que primario en este caso) así como la singladura sentimental de afectos y contradicciones configura una de las mejores novelas de Salvador Compán. (Francisco Morales Lomas en «Literatura Española Actual. La creación literaria y el escritor»)

La última novela del escritor y catedrático de literatura, Salvador Compán, «Palabras insensatas que tú comprenderás», representa una nueva aportación de compromiso literario, ligado a obras de gran calado, con las que el autor ha obtenido importantes reconocimientos… «Palabras insensatas que tú comprenderás» bebe de la mejor tradición novelística, una obra de emociones intensas y constantes descubrimientos, con el aporte reflexivo con el que autor dota cada una de sus entregas narrativas. Un contexto por el que autor se interna con avidez y representa, ante todo, un homenaje a María Lejárraga… La intrahistoria se une a la pulsión narrativa que el autor rescata a la hora de darle voz a los que no la tienen, la voz de las injusticias y los despropósitos, el miedo, la humillación, intensas emociones que se internan en la narración historicista y, al mismo tiempo, se combina con otros planteamientos, otros personajes que, desde la ficción, aluden a la realidad, al territorio sorprendente, por ignoto, de las pasiones y pulsiones humanas, la lucha por la dignidad frente al maltrato psicológico, en este intenso mosaico donde la figura de la mujer se une al compromiso literario. Todos los personajes son tremendamente reales y tienen mucho que aportar a la dinámica que, en interés creciente, se mueve por la línea de reflexión y suspense junto al poderoso factor psicológico… Homenaje a la mujer, homenaje también a los pliegues de la propia literatura donde el autor establece una especial relación con sus personajes, desde la objetividad de la crónica al peso de la autobiografía, un esquema que se va nutriendo de un desarrollo ágil, expresivo, lúcido, lleno de esencia en la constatación del pasado, en la clave escritural, en esta página que faltaba por escribir en la vida de María Lejárraga, toda una fe de intenciones desde una novela comprometida y plena de hallazgos. (Pilar Quiroga-Cheyrouze en IDEAL)

Afirmar que «en el terreno de los seres inofensivos» es donde pretende situar Santiago Díaz-Rey a Luisa Lasarte nada dice de entrada, pero es una observación escalofriante para el lector. A medida que se adentra en estas páginas de Salvador Compán, comprueba la maestría con que novela una de las relaciones humanas más humillantes del pasado siglo XX, la del dramaturgo Gregorio Martínez Sierra, el autor de Canción de cuna, y su esposa María Lejárraga. Irrelevante en su condición física y creadora, Martínez Sierra tuvo en la excelsa y progresista María Lejárraga la compañera fiel, la fuente del sustento económico en alguna época de su vida y, especialmente, la autora de todas sus obras, incluidas las conferencias que profusamente impartió. A todo ello se une otra humillación: la esposa tuvo que soportar los sonados amores del escritor con Catalina Bárcena, primera actriz de su compañía de teatro.
Esta situación de dolor sentimental es el que Salvador Compán revive en la novela, con Santiago Díaz-Rey y Luisa Lasarte como protagonistas. Los poemas de Díaz-Rey, poeta bastante afamado, son en su mayor parte textos robados del diario de Luisa Lasarte. Partiendo de esta situación de hondo desgarro sentimental y con abundantes documentos alusivos a María Lejárraga, Salvador Compán va tejiendo una novela apasionante por la forma en que desarrolla este drama humano de los tiempos actuales. Hay que advertir que el tratamiento personal de este drama sentimental presenta sensibles diferencias. Aunque Luisa Lasarte sufra en principio el mismo dolor íntimo, su actitud es la de una mujer que trata de rehacer su vida a través del trabajo intelectual, del amor y de la literatura, de gran valor gran valor como terapia personal y de excelentes resultados como procedimiento metaliterario.
Las relaciones humanas de Luisa Lasarte son esencialmente masculinas. El dolor que le provoca la actitud del inepto Santiago, su marido, queda aliviado por su amistad con tres hombres esenciales en su vida, necesitados de afecto también. El primero de ellos, Scott Cover mantendrá con ella unas relaciones esencialmente literarias, mientras Andrés Salgado une a su condición cultural una actitud más sentimental. Completando estas actitudes humanas, Pedro Castilla ofrece otra mirada afectiva. Los tres complementan el perspectivismo literario del que se va alimentándose la novela para llegar a un desenlace sorprendente. Un digno final para unas páginas del autor de Cuaderno de viaje, tal vez la mejor novela de Salvador Compán.
(nicolás miñambres. FILANDÓN)

Palabras insensatas que tú comprenderás es de esas historias que te provocan un gran placer autodestructivo, como cualquier droga que se precie. Terriblemente bien escrita, su enorme poder de atracción te arrastra por el suelo, lugar dónde residen todo un muestrario de pasiones en estado puro y en todas sus vertientes, incluso las más repugnantes. En un cruel e intenso camino de dos carriles unidireccionales, y a través de apasionantes y viscerales capítulos y sus anexos, conoceremos una serie de personajes que por una manera u otra se hallarán de lleno en una guerra vibrante donde la impostura, la envidia, el amor, la humillación, el maltrato, el miedo, la moralidad, o la dignidad se postulan como protagonistas principales.
Conocer a Maria Lejárraga, escritora de nuestro histórico feminismo, ha sido cuanto menos interesantísimo, y en el paralelismo de su vida -su firma como autora fue usurpada por su marido-, reviviendo en su piel ese mismo camino unidireccional algunas décadas más tarde, Luisa Lasarte, personaje cautivador, fascinante… – ambas sumisas también por ese amor incondicional hacia sus maridos- no está dispuesta a dejar salir impune a su marido ante tal impostura, pero tras esa persona se esconde alguien desconocido. Scott Cover, un profesor norteamericano que se encuentra en un pueblo del Mediterráneo a la espera de un turbio proceso judicial parece ser la persona indicada para ayudar a Luisa Lasarte a hacer del camino de su vida algo solo suyo.
Literatura en estado puro y de enorme calidad, llena de matices, de profundidades, de personajes potentes… Dulce como un caramelo que a su vez está envenenado, porque lo apasionante de esta historia es la vivacidad, lo real de todo lo que ella nos trae…De rápida absorción, es en el interior donde nos remueve, donde nos llega a dejar hasta mal cuerpo. Totalmente recomendada, pero quizá, al igual que con todas las drogas, hay algo, ese pelín, que me ha faltado en esta primera lectura que no me ha provocado ese placer explosivo y completo, ese éxtasis Llámenme tiquismiquis o lujurioso.

(VIAJE A LOS MUNDOS DE LAS LETRAS)

Y es María Lejárraga el personaje que “planea” (como dice Salvador Compán en una de las citas que encabeza la novela) por las páginas de estas Palabras insensatas que tú comprenderás…
Y, así, la historia de Luisa no es la misma que la de María; aunque, si pudiéramos llegar a comprender lo que le sucede a una en la ficción, nos aproximaríamos al conocimiento de por qué la mujer real dejó parte de su identidad en manos de su marido. Todo consiste en que los focos de la ficción sirvan también para iluminar al personaje histórico.
Pero ¿cómo se ilumina? ¿Cómo se comunica? ¿Cómo se “explica” algo tan poco dado a la simplicidad? ¿Cómo se logra que el mensaje “feminista” se convierta en literatura de verdad, alejado de falsos –e incompletos- discursos en los que el patetismo pueda convertirse en una máscara que nos enganche con mentira el corazón y no nos deje pensar?
Este es el reto y la pretensión de Compán: alejarse del patetismo para hacernos llegar a los lectores los engranajes que alimentan a las personas y sus relaciones. Nada es sencillo, nada es unidireccional, nada que sea humano es susceptible de ser entendido en su totalidad. Por eso, en este relato, ni la historia, ni los planteamientos narrativos, ni el lenguaje, son simples. Y ese es uno de los principales méritos, mostrarnos que la literatura no debe ser degradada, que aún puede intentar develarnos la realidad, someterla a juicio. “…tú eres una de esas personas que cree que la literatura es útil y debe llenarse de realidad. Que puede ajustar cuentas con más eficacia que los tribunales de justicia” (pág. 254).
Nos encontramos, por lo tanto, con que uno de sus grandes temas es la propia escritura, pues la novela se nos presenta como la creación de una novela, de una investigación periodística que un profesor estadounidense, Scott Cover, residente en un pueblo del Mediterráneo, lleva a cabo sobre el personaje de Luisa Lasarte, a quien ha conocido de manera fortuita; por eso, los distintos capítulos van alternando las partes contadas en tercera persona con los fragmentos en los que la voz la llevan los propios personajes…Y que también sirve para dosificar la información que se nos proporciona (asistimos a un –lento- proceso conocimiento de la realidad) y, a la vez, para encararla desde distintos puntos de vista, que tienden a hacerla más completa, pues se nos van mostrando los perfiles de los personajes de una manera casi total; nos introducimos en ellos, en sus pensamientos y emociones, en las redes de sus relaciones, y vamos viendo cómo todos son importantes, cómo Luisa y su historia –la historia de esa usurpación- los va cambiando, va haciendo que tiendan a adaptarse a los acontecimientos…Vemos cómo aparecen las manipulaciones, los celos, los miedos, las humillaciones, la violencia, las pérdidas, los engaños. Vemos, en fin, un amplio abanico de relaciones humanas, que constituyen la base de la novela. Unas relaciones que no dejan incólume a nadie, ni a los lectores.
Porque el lector también tiene que intervenir, tiene que hacerse partícipe, pues Salvador Compán lo obliga a detenerse, a reflexionar sobre lo que va leyendo, y a dejarse llevar por un ritmo narrativo pausado…No es una novela de ideas sino de personajes y de hechos que les ocurren, pero las ideas brotan por todas partes, acompañadas por una prosa que da gusto leer, por su complejidad, por su capacidad para penetrar en los rincones más ocultos de los personajes. Y el amor –su presencia, su ausencia, sus distintas caras…- es uno de los ejes temáticos de la novela, el que propicia que a veces actuemos de maneras engañadoras y el que nos deja inermes ante el contrario, el que puede explicar nuestro comportamiento…No en vano, esas Palabras insensatas que tú comprenderás pertenecen a Ne me quitte pas, la famosa canción de amor de Jacques Brel.

(Bernardo Ríos. CUADERNOS DEL SUR)

Estamos de enhorabuena. Recientemente el ubetense Salvador Compán ha publicado una nueva novela, “Palabras insensatas que tú comprenderás”.
Hacer un resumen del libro contando los acontecimientos de la trama sería traicionar la trama misma, porque no se trata tanto de un libro de hechos como de intimidades humanas. Las emociones, las sensaciones, los sentimientos y los pensamientos de los personajes constituyen la marea que va creciendo y arrastrando libro adentro al lector…
Scott Cover –escritor y profesor universitario norteamericano- y Andrés Salgado –gestor cultural- son otros dos personajes que, junto a Luisa, producen los textos y testimonios de esta historia, que no es solo de suplantación y plagio, sino de reconstrucción. Conforme la lectura avanza, el lector va encajando las vidas de los personajes que son narradas por las voces de los demás, pero sobre todo por la voz interior de cada uno de ellos, con unos análisis emocionales tales que la reconstrucción de los hechos conlleva la reconstrucción de los propios personajes.
El lector se sorprenderá visitando lúgubres rincones de lo humano y avistando una esperanza a veces radiante a veces tenue; el lector acabará descubriéndose rehén de Luisa guiado a través de su drama.

(Miguel Agudo. ÚBEDA ACTUALIDAD)

Han debido pasar como una docena de años o así, desde que me sentí atraído por la obra narrativa de Salvador Compán. Y podría denominar aquel comienzo con el título de una de sus novelas que con más satisfacción leí: Cuaderno de viaje…
Tiempo dedicado con gusto ha sido la lectura de su más reciente novela “Palabras insensatas que tú comprenderás”; he repasado sus otras obras y, la verdad, que aquella prosa, que me atrajo desde el principio, vuelvo a encontrarla con fresca muestra de escritor sólido, de una delicadeza que va deslizando la historia que narra no para distraer al lector, sino para atraparlo con su lectura. Todo un habilidoso juego su trama entre presente y pasado dando vida a unos personajes poseedores de una emocional identidad…
Este es el argumento de tan conmovedora realidad engarzada con la ficción. Una ficción que el buen lector puede perfectamente aceptar como realidad del oficio de escribir con transparencia y honestidad…
Creo que con un estilo medido y mesurado, sin caer en la trampa fácil de las desaforadas defensas del feminismo, Salvador Compán ha logrado, entre ficción y realidad, un cuadro perfecto, comprometido y reivindicador de lo que una minoría, casi en silencio, nos hemos considerado solidarios y comprometidos.

(Julio Vélez. EL LIBREPENSADOR)


Madrugada. Crónica de espejos

Salvador Compán nos ofrece en «Madrugada» –que obtuvo el II Premio de Novela Gabriel y Galán- un relato cargado de madurez tanto en su formulación como en su contenido…La arquitectura novelística está perfectamente planificada. Empleando el recurso temporal como elemento constructivo, el autor teje en torno a los dos protagonistas (Ernesto Belalcázar y Lucas Oxamendi) sendas historias personales que, hasta su trágica confluencia final, se van desarrollando paralelamente…Un lenguaje cuajado de resonancias líricas (Salvador Compán también es poeta), que a veces se carga de expresiones duras y rotundas, redondea y pone la piedra angular a este relato, manejando de manera experta la intriga, las pasiones internas de los personajes y el desarrollo de la acción novelesca.
(Antonio Castro en CUADERNOS HISPANOAMERICANOS)

«Crónica de espejos» es un relato contado con aires de novela negra que introduce al lector en un mundo intenso y fascinante donde el amor, el azar y la venganza se unen para convertirse en un auténtico laberinto… Con un lenguaje ágil y exacto, el autor atrapa al lector en un texto que se va desarrollando bajo un suspense continuado, y que ni por un momento deja de sorprender. Sus descripciones, narraciones y reflexiones en voz alta le dan a la obra un estilo sutil y carismático.
(Rosa María Rosa en SUR)


Un trozo de jardín

Existe un intento manifiesto por darle al lenguaje una dignidad que ha perdido en muchos novelistas actuales. El castellano, en la pluma de Compán, no es un mero instrumento necesario para el desarrollo de una intriga más o menos llamativa, un mecanismo transitorio, sino que es un objetivo en sí, porque entiende también la palabra como arte. Ahí reside uno de los grandes valores de este narrador: la búsqueda de la expresividad lingüística, la trascendencia en el hecho que se narra, la pasión por el buen decir, con cierta tendencia a la comparación lírica en muchos casos o a la imagen de corte abstracto, que eleve la realidad y la trascienda…Ahora se trata en las páginas posteriores de ir configurándolo y creando densidad en los personajes y las situaciones. Acto que realiza Compán con sabiduría y maestría…De ahí se podría decir que su relato es profundamente humanista, cargado de belleza, simbolismo y melancolía. Con un lenguaje muy cuidado, como hemos dicho, Compán logra una novela seria que le augura un buen camino en la narrativa española actual.
(Francisco Morales Lomas en PAPEL LITERARIO)

«Crónica de espejos» es un relato contado con aires de novela negra que introduce al lector en un mundo intenso y fascinante donde el amor, el azar y la venganza se unen para convertirse en un auténtico laberinto… Con un lenguaje ágil y exacto, el autor atrapa al lector en un texto que se va desarrollando bajo un suspense continuado, y que ni por un momento deja de sorprender. Sus descripciones, narraciones y reflexiones en voz alta le dan a la obra un estilo sutil y carismático.
(Miguel Ángel Magallanes en MERCURIO)

Por fin el momento en que nos embarcamos en la lectura de una buena novela, no solo bien escrita y magistralmente construida, sino con un tirón de interés tan acentuado que el lector queda prendido en el relato, sin abandonar la lectura hasta su conclusión.
(Emilio Durán en EINSTEIN)

Sobre la manera de narrar de Compán se puede utilizar un párrafo de «Un trozo de jardín» que hace referencia al carácter de uno de sus personajes: «…esa textura tan delicada, tan frágil que nos une a los demás, la necesidad de acudir a reparar su trama de hilos sutiles, de tensar, de ajustar distancias, de acordar su materia a la materia de las personas que une». Compán está acordando en el conjunto de su obra una geografía personal: si en la primera novela era un territorio amplio que abarcaba gran parte de Andalucía, y en la segunda la ciudad de Sevilla, en Un trozo de jardín» es Granada el espacio en el que se desenvuelven los personajes…Compán está inventando un espacio autónomo, transmutando los rasgos más definitorios para llegar al fondo de los personajes a través de la realidad social en la que se mueven…En la mirada extranjera y transformadora de Compán se aprecia mucha más verdad que en los recorridos turísticos.
(Santiago Navajas en CÓRDOBA)

«Un trozo de jardín» es una historia de ficción bien contada y magníficamente escrita…Ha logrado con esta tercera novela ese seguro y estimulante paso que todo escritor desea para consolidar su proyecto literario . Si merecido ha sido el premio Cuidad de Badajoz, el reconocimiento otorgado a «Un trozo de jardín» por la Asociación Andaluza de Críticos Literarios, puede ser la consolidación del novelista andaluz con un largo y esperanzador camino por delante.
(Francisco Vélez Nieto en DIARIO DE ANDALUCÍA)

La novela de Compán ha obtenido el premio de los críticos andaluces reunidos en Arcos. La novela del jiennense es un texto que merece atención y que el lector devorará porque tiene eso que llamamos nervio narrativo y que es la capacidad de sostener la atención gracias a la integración de los diferentes noveles de representación…Esta novela es una elaboración interesante de nuestra contemporaneidad, de la vida cotidiana. Esta creación alcanza momentos de gran fuerza literaria…
(Antonio Garrido en ACENTO ANDALUZ)


Cuaderno de viaje

Los premios no añaden en este caso ningún valor que no sea el de confirmar la alta calidad de su prosa brillante y atractiva. Con todo, por encima de un lenguaje siempre cuidado y efectivo, sobresale la magnífica y medida disposición de sus materiales narrativos. Las novelas de Compán no solo están bien escritas, sino sobre todo admirablemente construidas. Así pues el lector que entre en estas novelas no lo haga con la frivolidad y ligereza del que emprende una excursión de fin de semana, hágalo por el contrario con la atención y el cuidado del que atraviesa un bosque en donde puede verse sorprendido por el encantamiento y la magia de las historias bien trenzadas, que prolongan el sabor de los libros que se han quedado para siempre en nuestra memoria.
(Manuel J. Ramos Ortega en AULA JOSÉ CADALSO)

«Cuaderno de viaje» es una obra redonda y pacientemente elaborada…Esta novela de Salvador Compán seguro que no será arrastrada hacia el olvido por la fiebre efímera de la publicidad. La solidez y riqueza de su escritura lo impedirá.
(Francisco Vélez Nieto en Diario de Andalucía)

Digamos ya de entrada que esta es una buena novela en la que se integran con plena coherencia elementos de una crónica familiar y episodios folletinescos en un marco histórico del siglo XIX español que la narración recoge en algunas de sus líneas fundamentales, todo ello enriquecido por las reflexiones metanarrativas que entretejen y unifican el texto con sus reflexiones autocríticas…Así se introduce el componente metanarrativo que, con su autocrítica acerca del deber del autor y del proceso creativo de la novela, da unidad a un texto proteico en su diversidad de materiales y registros. Ahí radica otro de los aciertos…también el estilo en sus variados registros, acordes con el pluriperspectivismo múltiple, enriquece la calidad de esta novela recomendable.
(Ángel Basanta en El CULTURAL de EL MUNDO)

Con este planteamiento, reducido a la elaboración de una obra por encargo, «Cuaderno de viaje» se transforma en una novela apasionante, en su fondo y en su forma. En su fondo por la recreación de un mundo ancestral en el que pululan una serie de personajes que son portadores de un pasado miserable en ocasiones, pero muy rentable en lo narrativo por el sabio manejo que del ritmo literario hace Salvador Compán, dueño de un oficio literario deslumbrante…La maestría narrativa de Salvador Compán no admite dudas y menos aún la amenidad que las páginas esconden. Conjugar ambos elementos no es tarea fácil.
(Nicolás Miñambres en DIARIO DE LEÓN)

La novela ganadora, que es, por cierto, una excelente finalista y que cabe esperar sirva de precedente, para dignificar este premio.
(Pedro M. Domene en IDEAL)

Espléndida novela, bien llevada de comienzo a final, con un ritmo sostenido y apasionante que prestigia a un premio literario, como el Planeta al que le ha salido en los últimos tiempos más de un tiro por la culata.
(Emilio Durán en EINSTEIN)

No sabría decir quién ha sido el más premiado, si Salvador Compán con el Planeta o Planeta con Salvador Compán. De algún modo novelas así redimen premios como éste.
(José A. Ramírez Lozano en ESP)

Pues eso: novela escrita a contramundo, novela contrarromántica también. Salvador Compán, que este año recibió el premio de la crítica andaluza por su anterior obra «Un trozo de jardín», ha conseguido la difícil unificación entre la excelente literatura y la apoteosis comercial de un premio como el Planeta.
(Javier Cotta en MERCURIO )

Tiene el lector en sus manos la oportunidad de regalarse con una auténtica perla entresacada de tanto relumbrón navideño.
(Gregorio Hidalgo en CULTURAS)

Salvador Compán es uno de los mejores novelistas que ha dado el Planeta en sus últimos años.
(Ayala-Dip en BABELIA, EL PAÍS )

Sin embargo, incluso por encima del interés de la trama y del buen trazo de los personajes, esta novela de Salvador Compán se alza gracias a otros difíciles aciertos, uno técnico: sabe dejar un final abierto pero no difuso, y otro de pensamiento: inocula en el lector la intuición de que el hombre, a pesar de todas las presiones, puede serlo con integridad y de manera digna. Aciertos ambos poco usuales en nuestra actual narrativa.
(Juan Manuel González en SIGNOS SOBRE LA CENIZA)

Se observa una gran seguridad en el narrar, una necesidad de bucear en la mayor expresividad del lenguaje, un profundo amor hacia el castellano bien dicho que permite siempre situarse en el mejor término o en la frase más estudiada. Lo que me lleva a decir que, como Gabriel Miró, Compán es un orfebre del idioma, un escritor lleno de sensualidad, calidad y gran imaginación que convierte en literatura todo lo que toca.
(Francisco Morales Lomas en NARRATIVA ANDALUZA FIN DE SIGL)


Tras la mirada

La novela de este premiado autor andaluz constituye, antes que nada, un excelente modelo de escritura. Es precisamente la pulcritud de la prosa, la capacidad del escritor para reproducir registros de habla diferentes, el minucioso detallismo de ciertas descripciones y la precisión en el uso de sutiles mecanismos idiomáticos, lo que hace que la historia cobre una novedad que por sí misma no tiene…La habilidad suprema de compán reside en la intensificación de las sensaciones; en la plasmación vívida de recuerdos, impresiones fugaces, estados de ánimo, a veces sugeridos mediante tenues alusiones, y también por su buen oído para captar los matices del habla conversacional, con incrustaciones del estilo directo en el discurso y con el uso eficacísimo del estilo indirecto libre (léanse las páginas 274-276) que denotan el pulso firme y la variedad de registros del escritor, un autor para ser leído sin prisas, paladeando cada página.
(Ricardo Senabre en EL CULTURAL de EL MUNDO )

Desde el pasado lejano y exquisito de la vida de César Artigas, el tío del narrador, hasta la vida de Marta, la hija de Lucía Liébana, los personajes que integran «Tras la mirada» conforman una nueva colmena al estilo de Cela. La obra es un prodigio de mecanismo narrativo en el que ninguna pieza humana altera su ritmo en esa simultaneidad permanente…Al buen lector casi le basta dejarse llevar por ese estilo sinuoso, plástico, barroco, de varios recursos artificiosos, olvidándose casi del desarrollo de la trama. Pocos novelistas actuales alcanzan una altura estilística como la que muestra salvador Compán en estas páginas.
(Nicolás Miñambres en DIARIO DE LEÓN)

Todo ello nos indica el ejercicio de una técnica narrativa depurada y una especial disposición de Compán a no dejar un solo detalle al albur…»Tras la mirada» es una novela de calidad, bien escrita, en la que su autor asume algunas de las técnicas narrativas que pusieron de moda los narradores de los sesenta y consigue un buen producto estético en un ámbito tan atractivo como la ciudad de Córdoba y con el sobrevuelo de Góngora.
(Francisco Morales Lomas en PAPEL LITERARIO)

Con tales antecedentes –y sobre todo con el de una obra ya importante en cantidad y calidad- no es de extrañar que esta nueva novela, la primera que aparece tras el planetario finalista, no haga sino subrayar las cualidades literarias de un autor que se confirma como uno de los más interesantes del actual panorama.
(Care Santos en MERCURIO)

Compán ya es de los grandes de la actual literatura española. Su anterior obra, «Cuaderno de viaje» hizo notoria la potencia literaria que encerraba este escritor, nacido en Úbeda y residente en Sevilla. Pero su último libro convierte la promesa en certeza…»Tras la mirada» no necesita padrinazgo alguno. Por calidad, tiene vida propia.
(Manuel Pimentel en DIARIO DE SEVILLA)

«Tras la mirada» es una novela pulcra y exigente, de lenguaje creativo, muy elaborado. Compán es un escritor sin prisas, su compromiso parte de sus propias convicciones nada temporales ni de conveniencias, lo que considero importante para alcanzar una obra creativa, lejana a los peligros de la mediatización.
(Francisco Vélez en PAPEL LITERARIO)


Cuídate de los poemas de amor

La gavilla de relatos reunidos en este precioso libro insisten en ello: el amor es un nosequé que puede hacernos inmensamente felices o todo lo contrario… Nada agradece más el buen lector que un trabajo esmerado, inteligente y alerta con lo que es, si no la única, la primera y principal herramienta del escritor: las palabras. Ese esmero, esa penetración, esa audacia se dan en abundancia en este magnífico libro, a vuelta con amores y amoríos, plagado de sorpresas, repleto de aciertos. Una primera recopilación de relatos de Salvador Compán que nos hace desear otras. Que no tarden.
(José Abad en GRANADA HOY)

…Su prosa risueña y energética es la depositaria de la imagen, la pintura, los perfiles…No en vano nos habla en el prólogo de su afición “irredenta a la pintura”. Juega con la palabra, la construye y reconstruye, la alambica y elige la perfecta singladura del tiempo narrativo y el tiempo para imaginar, para soñar, porque sus referentes diabéticos nos los hace llegar con la templaza del sabio escultor de la palabra… En definitiva, una buena obra de creación literaria y libresca, que le ha valido hasta el momento en que escribo, el reconocimiento para el premio de la Asociación Andaluza de escritores y Críticos, al haberlo seleccionado como una de las mejores obras narrativas de 2007. Premio que, no obstante, ya consiguió en 1999 por su novela «Un trozo de jardín».
(Francisco Morales Lomas en «Literatura Española Actual. La creación literaria y el escritor»)

En este volumen Compán reúne por primera vez sus relatos, son catorce y vuelvo a afirmar que el autor escribe bien y eso es muy de agradecer…Son catorce, de extensión variable y de calidad, lo repito.
(Antonio Garrido en CUADERNOS DEL SUR)

«…La refuerza de relatos como “Jiménez , el Espeso, de gran concentración expresiva, o como “Trenes” en que una hermosa historia de amor brota y se esfuma en el corazón de un maquis perseguido. La distribución alternante del discurso en esta narración adquiere mayor complejidad en la multiplicación de perspectivas de “la reina del carnaval”, donde una historia de amor fou se resuelve en un final dramático. Cuentos como estos tres últimos, donde lirismo y violencia coexisten armoniosamente, dan la medida del autor en este género breve…»
(Ricardo Senabre en EL CULTURAL de EL MUNDO)

Lirismo, violencia, locura individual o colectiva como la que practica Compán en los tres relatos anteriores, muestran el equívoco talento de un autor con capacidad para sintetizar con garantía de calidad difícil arte del cuento…Finura literaria, en suma, manchas de conciencia para dejar constancia de una meditación que suavice algunas actitudes de nuestra vida y, por añadidura, siembre algo de verdad en nuestra existencia…
(Pedro M. Domene en MERCURIO)

Compán que ha sido accésit o finalista del Planeta- suma ahora a su espléndida obra de largo aliento una recopilación de cuentos sueltos…La vida transcurre siempre mediatizada y orientada por el deseo realizado. Y a la ayuda de esa desolación acude la metamorfosis que supone el deseo mismo en su capacidad para disfrazarse. En esta obra de Compán se enmascara de amor, de avaricia de terror o de asombro…La mayoría de los relatos están escritos en primera persona, lo cual ayuda a la implicación del lector en los mismos y tal vez igualmente…La unidad interna vertebrada por el deseo ya señalada no constriñe la variedad temática que va desde el olor del miedo en la espera de sacas carcelarias hasta la pasión indomeñable y los estragos del amor en un día de carnaval gaditano…Una prueba es que este magnífico libro de relatos lo publica en una editorial naciente…
(Antonio Hernández en REPÚBLICA DE LAS LETRAS)

Esta estrategia permite comienzos misteriosos y fulgurantes que atrapan y poco a poco nos conducen por el laberinto del pasado, de las historias vividas o soñadas, con una habilidad sutil…La narrativa de Salvador Compán tiene una personalidad estética suficientemente diferenciada de otros narradores, como para ir con la vida con voz y temperamento propios.
(Francisco Morales Lomas en EL MAQUINISTA DE LA GENERACIÓN)

El prestigio del que goza Salvador Compán (autor, entre otras, de una novela memorable como es «Cuaderno de viaje») se perfila con la publicación de esta serie de relatos agavillados con el título de uno de los más relevantes, «Cuídate de los poemas de amor»…En conjunto la obra es una buena complementación del panorama literario de Salvador Compán, creador de mundos diferentes y llamativos.
(Nicolás Miñambres en DIARIO DE LEÓN)